El incremento del precio de la vivienda en la mayoría de países desarrollados ha puesto a prueba a los bancos centrales. Estas instituciones se han visto inmersas en una encrucijada: retirar los estímulos paulatinamente, con el riesgo de que se inflen aún más los bienes raíces, o acelerar el fin de la política acomodaticia para controlar la inflación, lo que amenazaría la recuperación...